lunes, 13 de octubre de 2014

Edil Odolfo Cabral

“Frecuentemente están apareciendo enfermedades que diezman poblaciones en el mundo. Siempre las mismas se dan en las zonas más pobre debido a la ausencia de medios de protección de la salud y a su falta de cultura que no les permite buscar la protección adecuada.
            Hoy en día el ébola  ha tenido una extensión muy grande en los países africanos, llevando a la muerte a miles de personas. La amenaza de su extensión en el mundo está latente. Nuestro país en una medida preventiva está estudiando la instalación de un centro de tratamiento de esta enfermedad ante la posibilidad de que se extienda antes que la ciencia pueda detenerla.
            La aparición de nuevos virus y bacterias producto de  mutaciones de los ya existentes, atacan sin piedad sobre todo a los que carecen de medios para enfrentarlos. La mayoría de los que los sufren son pobres.
            La población mundial tiene una desigualdad alarmante. No me preocuparía la cantidad de dinero que posee una parte de la población mundial sino que me preocupa la actitud mental de los dueños del dinero y del poder ya que miran con indiferencia a los que padecen situaciones de pobreza extrema que los lleva tempranamente a la muerte.
            Por otro lado la ambición por el poder, las riquezas y las rivalidades religiosas provocan guerras que llevan a la eliminación de millones de seres humanos y a sembrar una disociación de familias y pueblos que prácticamente se transforman en muertos en vida. Esto también lo sufre más el que menos tiene.
            Lo peor de todo es la generación de odios y no la búsqueda de entendimientos y de soluciones. Existen los que dan su apoyo con gran voluntad de servicio, pero están los otros que se aprovechan de la situación desgarrándose las vestiduras  gritando por los derechos de los pobres pero lo único que buscan de ellos es el respaldo con el voto en los regímenes democráticos para usufructuar el poder, y en los que no lo son esconden la miseria humana y el dinero engrosa los bolsillos de los líderes.
            La población mundial aumenta a ritmo exponencial y a ese mismo ritmo aumenta la esclavitud generada por la ausencia de derechos y de posibilidades de vida digna.
            Todos nos aferramos a la esperanza de un mundo mejor aunque cada vez la posibilidad se ve más lejana”.

           

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