jueves, 19 de septiembre de 2013

Edil Mario Monson

PLANTEO 13/9/2013
“Me quería referir a la conmemoración el 22 de setiembre, del Día del Maestro. Y lo quiero hacer como reconocimiento y agradecimiento, pero por sobre todas las cosas por la gran admiración a la labor que desempeñan nuestros maestros. La verdad que en estos tiempos en donde la educación atraviesa serias dificultades y quiero invitarlos a hacer una reflexión a los señores padres. Hoy los padres cada vez trabajamos más para lo que llamamos tener felicidad, y antes nos decían que no se podía comprar, pero hoy nos lo venden como paquetes de turismo, grandes fiestas, etc. Y todo lo que el mundo va estimulando con la tecnología y muchas veces vamos resignando la parte de los valores y le damos más atención a las cosas materiales. Y vamos resignando de a poco que nuestros niños estén en otra sintonía con cosas que a todo el mundo nos atrae. Hoy, la verdad, los niños de nuestro país, cómo van a poner interés en un maestro o en un pizarrón negro, si lo que tratamos de hacer es venderles todo lo que la tecnología ofrece al alcance de ellos, por ejemplo, una consola de juegos, una tablet, y la verdad yo me pregunto… ¿No será que nosotros también los dejamos de lado? Creo que también tenemos responsabilidad los padres. Así que creo que nuestros padres  en la época mía me acuerdo que se nos decía que los maestros eran nuestros segundos padres. Con muchas dificultades nos criaban nuestros padres, pero con mucho amor y responsabilidad y nos mandaban a la escuela con ese sentimiento. Por eso hoy quiero, en forma de homenaje a estos maestros que hoy la luchan todos los días, hacer una revisión sobre los valores de la familia. Tomemos un tiempo para pensarlo, creo que vale la pena, por eso no quiero dejar pasar por alto que pertenezco a un sector político cuyo líder el Dr. Jorge Larrañaga siempre ha tenido la mano extendida y aportando para los maestros y proponiendo cosas para los maestros como en el gobierno del Dr. Batlle que estaba peleando por la cuota mutual, y siempre ha estado defendiendo a los maestros.

Por eso en forma de humilde homenaje voy a leer una carta que un hermano de la vida me escribió y la verdad que me he sentido muy identificado y totalmente de acuerdo, porque conozco bien de cerca dicha experiencia y dice así: “Voy a resumir una experiencia de una maestra cercana, una joven maestra, hija de un amigo mío. No hace mucho tiempo tuvimos la dicha de tenerla viviendo con nosotros en nuestro hogar. Llegaba de interior a ejercer su tarea en Montevideo y en una zona carenciada, se sumó a la labor de la maestra comunitaria, se fue donde todos les decíamos que no le convenía porque era una zona roja. Se fue pero con convicción de que era lo correcto, que alguien debía de hacerlo. En cierto momento de paro de la enseñanza, desentendimientos con el gobierno, existieron excesos, pero uno en particular me dolió. Escuchar al Sr. Presidente de la República que dijeran que trabajaban cuatro horas y que tenían tres meses de vacaciones, como descargo para los bajos salarios. Me dolió, fue como tener el pueblo en el coliseo y soltar a las fieras para cumplir aquello del circo y del pan. Pero más profundo fue ese dolor, pues el error vino de un gobierno que pregonó educación, educación y educación, y más aún porque partió de un ser humano como el Presidente de la República, de mi humilde punto de vista un ser muy especial. Pero me dolió el desconocimiento de la realidad, el querer tapar el sol con un dedo. Y recuerdo sentir el portón a las 6 y 30 de la mañana, de María cuando salía rumbo a la parada de ómnibus para así llegar en hora para dar clases, y me dolió sentirla llegar en la noche. Porque después de ejercer como maestra comunitaria se volvía con su carga de cuadernos, con su mochila cargada de esperanzas ajenas a corregir y preparar las clases para el día siguiente. Me molestó el no reconocer que hay muchas como ella y que solo por ellas vale la pena todo lo que podamos hacer. Y me acuerdo la cantidad de invitaciones que le hacíamos de paseo los fines de semana y el recibir de ella de un no porque tenía que preparar para la siguiente semana las tareas. Me dolió la ignorancia y las desmedidas palabras, pero por suerte hoy ya transcurrió bastante tiempo y decido escribir para que mis amigos sepan que no es cierto lo que se dijo. También reconocer que el Presidente de la República pidió disculpas después. Entonces hoy más que nunca digo… Vivan los maestros de mi país y de mí paisito de corazón grande y de territorio chiquito”.                         

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