miércoles, 7 de mayo de 2014

Edil Odolfo Cabral

El pasado 1º de Mayo fue un día de reflexión y festejo para los trabajadores uruguayos, todos nos adherimos a este día ya que todos estamos o hemos pasado por el mundo del trabajo. El trabajo en todas sus manifestaciones ha permitido la transformación en la vida del hombre a través de milenios. Todas las creaciones que permitieron los avances científicos y tecnológicos pasaron por la mano del hombre, si bien alguno de ellos dadas las características del ser humano trajeron dolor y muerte pero no fue culpa del obrero sino de mentes insanas que lo obligaron a crear. El mundo del trabajo creo dos polos que si bien a veces mantuvieron o mantienen antagonismo ambos están ligados por una dependencia simbiótica lo que debería ser de armonía y mutua colaboración, estas son el capital y el trabajo. Pero la realidad es otra, la relación empezó muy mal por el afán de poseer riqueza, hizo que el más débil, el trabajador, perdiera esta relación siendo explotado y viviendo en condiciones infrahumanas. La revolución industrial marca un cambio con la creación de fuentes de trabajo que ocupaban a mucha mano de obra, esto trae la unión del trabajador para defender su salario y las condiciones de trabajo. Aparece la huelga como resistencia al incumplimiento de sus demandas, esto si bien trae conquistas obreras también trae dolor ya que las mismas eran reprimidas en forma brutal. El obrero en forma lenta logro conquistas que permitieron una vida más digna, pero lo que debía ser relación armónica todavía no lo es, el enfrentamiento en partes todavía continua pero en forma más atenuada. Lo que lamentablemente es el individualismo mal intencionado de algunos líderes sindicales, que en vez de transformarse en negociadores representantes del colectivo se transforman en ególatras que aprovechan su condición para sacar provechos personales. Observamos hoy en día como se politizan los gremios a través de líderes que utilizan como escalón político el cargo que les dio el colectivo. Esto no quiere decir que el obrero no tenga un pensamiento político partidario, sino que piense que los demás también lo tienen sino que puede ser distinto. Todas las manifestaciones reñidas con la ética sindical que desaparezcan, mujeres y hombres que dependen del mundo del trabajo busquen soluciones en forma negociada sin manifestaciones de odio que tanto mal le hace al país. Tengo la esperanza que hombres y mujeres de este país vivan más felices con retribuciones justas y condiciones de trabajo dignas, para que todos seamos más felices. Los gobernantes cumplan con su cuota de responsabilidad que también la tiene porque ellos también son parte protagónica tanto como empleadores como en su rol de mediadores. Estas palabras simplemente son una reflexión sobre este tema”.-

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