PLANTEO 16/08/2013
En la noche de hoy quiero
dar lectura a una carta que nos hizo llegar una compañera trabajadora de BPS,
la misma dice así:
“A todos: los políticos, los sindicatos, los trabajadores y sobre todo a
los que como yo, estamos próximos a jubilarnos y descubrir la gran estafa que
nos obligaron a aceptar. Acabo de cumplir 56 años de edad, voy a cumplir 36
años de trabajo ininterrumpidos en el BPS, tengo cinco años trabajados en
Industria y Comercio, (comencé a trabajar a los 15 años) antes de entrar al
BPS(antes Asignaciones Familiares). O sea que en este año cumplo 41 años de
trabajo ininterrumpido, con aportes durante todo ese período. Mientras
trabajaba, estudiaba y cursé hasta 6to año de liceo. Por si fuera poco, tengo
cuatro hijos, criados y educados de manera tal que no sean protagonistas
lamentables en los noticieros, mientras cumplía indefectiblemente con mi
trabajo. Tengo una foja de servicio intachable, nunca he tenido suspensiones,
ni licencias médicas prolongadas (salvo las cuatro licencias por maternidad.)
Aclaro que con esto no critico a los trabajadores que sí han tenido que
usufructuar licencias médicas involuntarias, sólo estoy describiendo mi situación
laboral personal para que se entienda a que grado de desencanto e impotencia he
llegado. ¿Por qué toda esta introducción? Porque naturalmente, como la mayoría
de los trabajadores de mi edad, estoy deseando retirarme de la actividad
laboral para gozar de un merecido descanso y poder dedicar mi tiempo libre,
¡por fin!, a un montón de intereses que he pospuesto, como todos, por tener
tantas horas y toda una vida dedicadas al trabajo. Comencé por comunicarme con
mi AFAP (República AFAP) con mi ejecutiva personal, para que me hiciera un
cálculo, en el simulador, sobre cuánto me correspondería de jubilación si tuviera ya los
60 años. Muy amablemente me atendió, tenía todos mis datos actualizados, y no
pudo acceder a mi solicitud, porque, según ella, el simulador no funcionaba,
que cuando se habilitara me llamaría por teléfono. De eso, hace varios días y
aún no me han comunicado nada. Fui a hablar con un compañero del BPS que maneja
el mismo simulador que las AFAP y me dijo, no sin sentirse incómodo, que si me jubilara
hoy por tener la edad, me pagaría el BPS $17.100 y la AFAP, como máximo $9.000.
Todavía no puedo creer la información obtenida. Miro
mi recibo de sueldo, con un nominal que me permitiría holgadamente llegar al
tope jubilatorio y no entiendo por qué yo, con el mismo sueldo, los mismos años
o más que otro compañero que no estuvo obligado a afiliarse a las AFAP, si nos jubiláramos
al mismo tiempo, ese otro compañero se jubila con el tope y yo con escasos
$26.000, o sea, $12.000 menos que el tope. ¿Por qué? ¿Porqué soy castigada, como los demás que
estamos dentro del régimen, si no tuve la opción, fui OBLIGADA a afiliarme por
ser menor de 40 años en el año 1996? Sin entrar a considerar la injusticia de
que las pasividades tengan un tope injusto, ya que si van a estar topeadas, lo
correcto sería que todo ingreso que sobrepasa del tope no tendría que llevar
descuento jubilatorio. Pero, en nombre de la solidaridad intergeneracional,
puedo llegar a comprender el motivo de los topes, pero la pasividad que surge
por estar afiliado a una AFAP, eso, no tiene explicación lógica posible, más
que es un robo descarado a los trabajadores.
Soy de las primeras generaciones que se van a jubilar
por ese régimen, todavía no hay experiencias al respecto, pero ya veo lo catastrófico
y frustrante que es este sistema.
Utilizan propaganda engañosa, prometiendo villas y
castillas y la realidad es que a mí como trabajadora me van a estafar. No soy
considerada con iguales derechos que otros, que lo únicos que los diferencia de
mí, es que tuvieron la suerte de tener más de 40 años cuando nos impusieron
este sistema perverso y contrario a todos los principios de la Seguridad
Social, que tanto aplicamos, estudiamos y profundizamos a lo largo de la carrera
en el organismo ejecutor de esos principios. ¿No es una cruel contradicción?
No me conformo con esta realidad. Tampoco tengo muchas
esperanzas de poder cambiarme antes de que cumpla 60 años, porque el proyecto
que está a estudio comprende las personas que tienen entre 40 y 50 años. ¿Qué pasa
con toda esta generación que parece que está pagando los platos rotos de todas
las fiestas?
¿Es que no tengo derecho a jubilarme cuando llegue a
la edad requerida, porque me condenan a un ingreso muy por debajo de lo que
merezco y generé? ¿Qué pasaría si todos los que estamos en mi situación,
comenzaran a enterarse de esta cruel estafa? ¿No generaría alarma pública? Sí,
creo que si y eso es lo que hay que hacer, porque esto es otro de los rostros
de la IMPUNIDAD, que parece ser la ley que rige nuestras vidas.
¿Así pensamos transmitir valores, generar hábitos de
trabajo, combatir la evasión? ¿No hubiera ganado plata, si no hubiera aportado todos
estos años, si me dejaran mis ahorros para que yo los administre? ¿De qué valen
todos mis aportes, todos mis años de trabajo, los hijos que le di a mi país responsablemente?
¿Merezco que me estafen descaradamente e impunemente? Sobre todo cuando yo NO
QUERÍA AFILIARME A LAS AFAPS, he sido militante sindical toda mi vida y
siempre estuve en contra, adhiriéndome a una de las reivindicaciones históricas
de mi sindicato. ¿Puede medirse la impotencia que siento? Y hablo en forma
personal porque estoy aportando datos muy personales, no estoy mintiendo, no
estoy teorizando, pero lo mismo que me ocurre a mí, le ocurre a miles de
trabajadores que están en mi misma situación. ¿Hasta cuándo van a callar esta estafa?
Las AFAPs no pueden decírmelo en la cara, por eso la excusa de que no funciona
el simulador, que con el sueldo nominal por el que aporto, teniendo años de
trabajo que me sobran, y que voy a tener cuatro años más de aporte, sólo voy a
llegar con suerte a $9.000 de jubilación. No lo pueden decir porque queda a la
vista la GRAN ESTAFA DE LAS AFAPS. Esto lo escribe alguien, además que sufre, como
otros, funcionarios públicos en su mayoría, el peso de los aportes por el IRPF
Y FONASA. Todo bien con la solidaridad, pero ¿dónde está la justicia, después
de tanto esfuerzo y trabajo, de no contar siquiera con un ingreso mínimo que
merezco sin duda, fruto de mis aportes? Y a pesar de que estoy relatando mi
caso para que sirva de ejemplo para otros miles que les va a pasar lo que a mí,
no me olvido que a pesar de todo, sigo siendo una privilegiada. No quiero ni
saber que jubilación tendrán todos aquellos que no llegan a ganar ni cuarta canasta
familiar. Porque por más que se diga, y es cierto, de que aumentaron los montos
de las pasividades, son aún muy por debajo de lo necesario al igual que la
inmensa mayoría de los salarios de este país. Pero, como yo he luchado y lucho
toda mi vida por los derechos de todos, militando en diferentes organizaciones
sociales, no me da vergüenza ni reparo en reclamar hoy, lo que legítimamente me
corresponde. María Irma Rodríguez Loureiro C.I. 1.490292-3”.
Pido que estas mis
palabras pasen a Comisión de Seguridad Social de la Cámara de
Diputados y a la Comisión
de Derechos Humanos de esta Junta. Gracias”
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